La capa de ozono es una capa protectora dentro de la atmósfera terrestre, está entre 15 y 50km de altitud. Esta capa absorbe más del 97% de radiación solar, permitiendo la vida en nuestro planeta.

Como su nombre lo indica, esta capa está formada de gas ozono, el cual se produce en la estratósfera gracias a un proceso llamado fotólisis. Este proceso ocurre cuando los rayos del sol rompen una molécula de oxígeno y la divide en dos átomos. Al juntarse uno de estos átomos con una molécula de O2, se produce el ozono.

¿Qué destruye la capa de ozono?

En las últimas décadas, se ha identificado una aceleración en la destrucción de la capa de ozono, apuntando a la acción humana como la principal causa. Se ha identificado que el uso principalmente de refrigerantes y aerosoles contribuyen a la formación se agujeros en la capa de ozono. Gracias al protocolo de Montreal firmado en 1987, se ha eliminado en su mayoría, el uso de sustancias nocivas para la capa de ozono como los CFCs (clorofluorocarbonos). No obstante, algunos gases que contienen bromo también agotan la capa de ozono. Por ejemplo, los halones que son utilizados como fumigantes en la agricultura.

Según Viñas, consultor de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el cambio climático podría alterar significativamente la dinámica atmosférica. Es decir, los compuestos clorados de origen natural podrían llegar con más facilidad a la estratosfera polar. Por esto, es imperante aplicar estrategias que reduzcan los efectos del calentamiento global como lo es una economía baja en carbono.

Algunos compuestos que reemplazan a los CFCs y los halones tienen un bajo potencial de agotamiento del ozono, pero un alto potencial de calentamiento global. Por lo tanto, la estabilidad de la capa de ozono podría depender de la emisión de otros gases de efecto invernadero.

Para proteger la capa de ozono es importante disminuir el uso de sustancias que la deterioran como los halones y CFCs. A continuación, te mostramos algunas sugerencias que ayudan a protegerla:

• Usar productos que sean libres de CFCs y HCFC. Estas sustancias están generalmente en aerosoles, solventes, aires acondicionados y como material aislante.
• Verificar que los extintores de incendios no contengan halones.
• Verificar que equipos como refrigeradoras y aires acondicionados no contengan CFCs, o que sus mantenimientos se realicen en establecimientos capacitados para su recuperación y reciclaje.
• Monitorear equipos que usen CFCs o halones para evitar posibles fugas y repararlas.
• Reducir la huella de carbono.

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Medir la huella de carbono  e implementar un modelo de economía circular ayuda a identificar cuáles son los materiales que generan más emisiones y así poder reintroducirlos a la producción. Una vez hecho esto, tendrás una mejor idea de las mayores oportunidades para desarrollar tu estrategia de cero emisiones netas. 

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