
Cambiar hábitos comunes como lo que comes o el tiempo que pasas en la ducha puede representar un reto al principio. Sin embargo, estas acciones también son una parte significativa de nuestra huella de carbono personal. En este blog te contamos el gran reto de cambiar tu dieta y tus hábitos de baño y que tácticas funcionan para superarlos para llevar al estilo de vida sostenible.
El apego cultural a ciertos alimentos
Los productos animales se consideran el principal contribuyente a la carga ambiental y se estima que representan el 50% de las emisiones de GEI y el 80% de la ocupación de las tierras agrícolas. Estudios han demostrado que la carne es un alimento con una fuerte resonancia cultural para muchas personas lo cual representa un reto para reducir el consumo de carne. En el Reino Unido, solo un tercio de los encuestados expresaron su disposición a reducir su consumo de carne y en China aproximadamente un 15.3%.

El hábito de la ducha larga
En promedio una ducha dura entre 6 a 8 minutos. Se ha estimado que ducharse representa aproximadamente 25% del consumo de agua doméstica en países como Australia y Estados Unidos, y contribuye al 39% del consumo de agua caliente doméstica.
Más allá de la higiene, ducharse en tiempos largos es un momento de relajación que muchos no quieren sacrificar, por lo que reducir el tiempo se vuelve un reto para reducir los minutos bajo el agua.
Cambios graduales para facilitar la transición
Combinación 80-20
Intenta mantener la combinación diaria de lo que comes en un 80 por ciento de origen vegetal y un 20 por ciento de origen animal, como carne, productos lácteos y mariscos.
Medir tiempo en la regadera
Reducir el tiempo en la ducha reducirá el volumen de agua consumido y la energía utilizada para calentar el agua. Limitar el tiempo de ducha a solo cuatro minutos podría ahorrarle 17 000 litros de agua al año.
Cambia el cabezal de tu ducha
Cambiar el cabezal de tu regadera por uno de bajo consumo podría ahorrar unos 9200 litros de agua al año.
Crea un plan de comidas para la semana
Al planificar tus comidas a lo largo de la semana, tendrás más probabilidades de éxito de seguir la dieta baja en carne.
A pesar de que cambiar hábitos puede ser un gran reto, lo importante es empezar, aunque sean pasos cortos. Las dietas con mayor porcentaje de alimentos de origen vegetal y duchas más controladas reducirán tu huella de carbono personal y tus gastos.
Medir la huella de carbono ayuda a identificar cuáles son las actividades operativas que más emisiones generan. Una vez hecho esto, tendrás una mejor idea de las mayores oportunidades para desarrollar tu estrategia de cero emisiones netas.
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