La industria de alimentos contribuye con más del 20 % de las emisiones de efecto invernadero antropogénicas. Y se espera que, para el año 2050, la cadena de valor de alimentos sea responsable de generar cerca del 30 % de las emisiones de gases de efecto invernadero si no se hace algo para modificar esta situación. La eficiencia energética en la industria de alimentos es un mecanismo que puede disminuir ese porcentaje de emisiones.
En el consumo energético, según un estudio, el sector de fabricación de alimentos puede ser más dañino con el ambiente que la fabricación de camiones. Por eso hay que aplicar medidas de eficiencia energética en la industria de alimentos como optimización de las máquinas de procesamiento. Recordemos que un menor consumo de energía implica que la huella de carbono sea menor.
¿Qué es la eficiencia energética?
La eficiencia energética está orientada a consumir menos energía para conseguir el mismo rendimiento. Esta medida reduce la derrocha de recursos porque solo se usa lo que realmente es necesario.
Un diagnóstico energético sirve para conocer el grado de eficiencia en el consumo de energía. Esta herramienta permite detectar oportunidades de ahorro energético. Gracias al diagnóstico energético se sustituyen tecnologías obsoletas e ineficientes, y se ahorran costos de producción. Por otro lado, el diagnóstico energético cuenta con 3 fases: Levantamiento de datos (información sobre las instalaciones de iluminación y maquinarias), contabilidad energética (revisión de los recibos de electricidad y el consumo de los combustibles fósiles), y la última fase, la identificación y cálculo de las oportunidades de eficiencia energética.
Con la eficiencia energética, las empresas disminuyen los costos de producción y la dependencia energética con el exterior. También, aumentan su competitividad, y reducen la contaminación ambiental y el uso de recursos naturales. Adicionalmente, las empresas pueden disminuir sus emisiones de efecto invernadero, entonces se reduce su huella de carbono.
Eficiencia energética para reducir la huella de carbono
Con un menor consumo de energía, se generan menos emisiones de efecto invernadero. Además, la eficiencia energética se ha convertido en un tema muy popular dentro de las estrategias corporativas y políticas de los gobiernos. Este incremento de la popularidad se debe al objetivo de mitigar el cambio climático. Por otra parte, la crisis del petróleo del 1970 impulsó esta motivación por la eficiencia energética.
Para aterrizar la intención de frenar el cambio climático con la eficiencia energética, la medición de la huella de carbono es crucial. Antes de aplicar eficiencia energética, es necesario identificar y cuantificar las fuentes de emisiones asociadas al consumo de energía. Así es posible priorizar áreas de mejora, por ejemplo, esta medición se usa para implementar estrategias de reducción del uso de electricidad y mejora del transporte. Al conocer el tamaño correcto de la huella de carbono, las empresas pueden diseñar las estrategias adecuadas para reducirla.
Huella de carbono en la industria de alimentos
En el marco de las emisiones de efecto invernadero asociadas al consumo de energía, la industria alimentaria es uno de los principales contribuyentes. Esta aporta con el 20 % de las emisiones. Entonces, es fundamental aplicar la eficiencia energética en la industria de alimentos. Según un reporte, 20.4 millones de toneladas de alimentos desperdiciados en México se traducen en 36 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono. Esta alarmante cifra equivale a las emisiones anuales de aproximadamente 16 millones de vehículos.
Por otra parte, las fábricas de procesamiento de alimentos consumen mucha energía, cerca del 8 % del consumo total de energía industrial. Además de la fabricación, otros factores esenciales para estimar la huella de carbono son la energía consumida en el transporte y el proceso de empaque.
A continuación, vamos a ver la contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de energía para varios tipos de alimentos:
Lácteos
– 4% de las emisiones
– Consumo de energía: Recepción y almacenamiento, filtración, pasteurización y sistemas de aire comprimido
Bebidas alcohólicas
– La destilación abarca el 25.51% de las emisiones de la etapa de procesamiento
– Consumo de energía: Fermentación, destilación, producción y transporte de botellas de vidrio y latas de aluminio
Frutas y hortalizas
– El sector agrícola aporta con el 8% de las emisiones
– Consumo de energía: El secado consume hasta el 25% del consumo total de energía
Industria cárnica y avícola
– 14.5% de las emisiones de efecto invernadero
– Consumo de energía: Procesamiento de carne, sacrificio, etc. Esta industria causa deforestación y emisiones de metano
Pesca
– 0.5% de las emisiones mundiales de efecto invernadero
– Consumo de energía: Captura, procesamiento y desembarque
Consumo de energía de la industria cárnica y avícola
Como podemos ver, la industria cárnica y avícola tiene la principal contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso vale la pena apartar una sección para mostrar algunos porcentajes de consumo energético que se desprenden de esta industria.
Sacrificio de ganado: Electricidad, 26 % (matanza), 45 % (enfriamiento) y 30 % (aire comprimido y máquinas). Uso de combustible, 80 % (limpieza y desinfección) y 20 % (calefacción).
Sacrificio de aves: Electricidad, 30 % (aire comprimido y máquinas). Uso de combustible, 30 % (limpieza y desinfección) y 10 % (calefacción).
Procesamiento de carne: Electricidad, 40 % (corte), 40 % (enfriamiento) y 10 % (empaque). Uso de combustible, 25 % (limpieza y desinfección) y 15 % (calefacción).
Otros procesos: Electricidad, 17 % (molienda), 23 % (secado) y 3 % (esterilización de comidas). Uso de combustible, 3 % (tratamiento de grasa).
Estrategias de eficiencia energética para reducir la huella de carbono
La eficiencia energética en la industria de alimentos se puede aumentar en un 30 %, al descongelar las cámaras frigoríficas y usar refrigerantes bajos en carbono. Otras medidas incluyen:
Utilizar los residuos como fuente de energía renovable, por ejemplo, la producción de bioelectricidad con bagazo de caña de azúcar. Además, el uso de energías renovables reduce la huella de carbono en la industria de alimentos.
El uso de intercambiadores de calor reduce el uso de energía. También puede disminuir cerca 25 millones de toneladas de dióxido de carbono en la industria de alimentos gracias a esta medida.
Para la logística de los alimentos se pueden emplear combustibles alternativos, por ejemplo, el uso de camiones eléctricos puede bajar la huella de carbono en un 60.5%. Hay otras opciones como los camiones a gas licuado de petróleo (reducción de 20.6 %), los camiones a gas natural licuado (reducción de 14.01 %) y camiones híbridos eléctricos/diesel (reducción de 8.8 %), que sirven para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
La instalación de condensadores para mejorar la distribución de la energía en las plantas de producción permite ahorrar energía en 52.983 kWh/año y una disminución de las emisiones en 34.64 t CO2eq/año.
El proceso de empaque es un factor decisivo en el balance energético de los productos alimenticios, en ese sentido, es preferible optar por empaques de menor tamaño, ya que el consumo energético para producirlos es más bajo.
Además de las medidas de eficiencia energética basadas en tecnología, también es necesario incluir políticas corporativas. En primera instancia, la toma de decisiones basadas en indicadores de desempeño ambiental y energético. Y la inversión en investigación y desarrollo, pues la innovación es un elemento crucial en términos de la eficiencia.
Podemos ver que la eficiencia energética logra mitigar el grave impacto ambiental de la industria alimentaria. Esto porque al usar tecnologías bajas en carbono como combustibles alternativos o condensadores, se reducen las emisiones de efecto invernadero.
La aplicación de nuevas metodologías para ahorrar energía debe fundamentarse en indicadores de desempeño y un diagnóstico energético. Es así como las medidas de eficiencia energética en la industria de alimentos logran reducir la huella de carbono.
Escrito por: Vilma Estefanía Tapias Benítez
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