¿Sabías que el desperdicio de alimentos es uno de los mayores contribuyentes a los efectos del cambio climático? 

Aproximadamente el 70% de los alimentos producidos mundialmente para consumo humano, es tirado y nunca consumido. Esto significa que todos los recursos como, el suelo, agua y mano de obra que se destinaron para producir y transportar los alimentos son desperdiciados. 

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El 29 de septiembre, designado como el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos (PDA) por las Naciones Unidas en 2019, reconoce la importancia fundamental de la producción sostenible en la promoción de la seguridad alimentaria y la nutrición. 

Pérdida vs. Desperdicio

Cuando los alimentos viajan del cultivo al plato, una parte se pierde en el cultivo, en el almacenamiento o en el tránsito. Esto se considera generalmente como pérdida de alimentos. A diferencia de esta pérdida, cuando los alimentos se tiran al entrar en el mercado, es decir, cuando se venden a los fabricantes, a los distribuidores o a los consumidores, se considera desperdicio de alimentos.

Una manera más simple de diferenciar estos términos, es ver que la pérdida de alimentos sucede en la cadena de valor de la producción alimentaria mientras que el desperdicio sucede en la demanda. 

La mayor parte del desperdicio de alimentos procede de la demanda de la producción de alimentos.

No todo el desperdicio de alimentos tiene el mismo impacto

Así como todos los alimentos se producen de manera diferente, su impacto al ser desechados también varía. 

Los productos de origen animal tienen un impacto medioambiental mucho mayor que los productos vegetales. Por ejemplo, producir 1 kg de carne requiere 15,000 L de agua, mientras que producir 1 kg de manzanas requiere solamente 250 L. Esta diferencia también se ve reflejada en su desecho. Tirar un trozo de carne equivale a que 16 bañeras llenas de agua se vayan por el drenaje, mientras que tirar una manzana equivale a tirar 7. 

Es importante minimizar no solo el consumo de productos de origen animal, sino también su desperdicio. 

Desperdicio de alimentos y emisiones de GEI

Cuando los desechos alimentarios terminan en rellenos sanitarios, son compactados en capas y degradados sin oxígeno junto con otros desechos no biodegradables y no compostables. Esto libera metano (CH4), el cual tiene un potencial de calentamiento 28 veces mayor que las emisiones de dióxido de carbono (CO2).

Si el desperdicio alimentario fuera un país, sería el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero. Siendo el responsable del 8% de las emisiones mundiales, después de China y Estados Unidos. 

La producción de alimentos, altamente intensiva en el uso de tierra, agua y recursos naturales, requiere también considerables recursos económicos y energéticos para su distribución a nivel global. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que tiramos 931 millones toneladas de alimentos al año, representando el 24% de los residuos sólidos urbanos desechados.

Reducir el desperdicio de alimentos no solo conservaría valiosos recursos, sino que también podría proporcionar más alimentos a quienes los necesitan y contribuir a la estabilidad de los precios y la presión sobre el sistema agrícola.

Combatir el desperdicio alimentario es una responsabilidad compartida, donde los consumidores desempeñan un papel crucial. A pesar de ello, este potencial apenas ha sido explotado hasta ahora.

¿Cómo evitar emisiones por el desperdicio de alimentos?

Puedes reducir las emisiones de carbono de los alimentos que consumes empezando por comer menos carne y lácteos, así como comprando más alimentos locales y de temporada. Ser vegetariano podría ahorrar hasta una tonelada de dióxido de carbono al año. Así mismo optar por alimentos cultivados localmente y de temporada significa que habrán recorrido menos kilómetros, por lo que las emisiones de dióxido de carbono por transporte de producto también serán reducidas.

Algunos consejos para reducir el desperdicio de alimentos

  • Planea y compra lo necesario

Piensa en las comidas que harás en la semana, los días que podrías comer fuera y evita las compras innecesarias planificando la lista de la compra con anticipación.

  • Congela tus alimentos

Congelar los alimentos puede alargar su vida útil y evitar que se desperdicien.

  • Mide tus porciones

Prepara sólo lo que necesites para reducir el desperdicio, o ten un plan para las sobras.

Medir la huella de carbono ayuda a identificar cuáles son los alimentos que al producirse, generan más emisiones. Una vez hecho esto, tendrás una mejor idea de las mayores oportunidades para desarrollar tu estrategia de cero emisiones netas.

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