El sistema actual de producción lineal es limitado en términos de recursos y conlleva a un impacto negativo a nivel ambiental. Frente a esta problemática surge la circularidad como una posible solución. Esta debe trabajar de la mano con las estrategias de diseño para crear productos sostenibles que garanticen la reducción de residuos.
La gestión de residuos tiene mucho en común con la economía circular, porque esta permite que todos los residuos se aprovechen para evitar que terminen en los vertederos.
¿Qué es la economía circular de los residuos?
Además de repercutir positivamente en el medio ambiente, la reducción de residuos también beneficia a las empresas. Estos beneficios incluyen la innovación, el incremento de la competitividad y el cumplimiento de normas como la ISO 14001.
Más allá de la reducción de residuos está la circularidad, una estrategia holística que se encarga de integrar a todos los actores de la cadena de valor para garantizar que un producto se mantenga mucho más tiempo en la economía.
La economía actual sigue un patrón lineal que se limita a extraer, producir, consumir y desechar, e ignora que los recursos no son infinitos. Frente a esta situación, la circularidad aparece como una alternativa restauradora porque permite la reintroducción de materias primas al ciclo de producción. Esta solución, por un lado, reduce la generación de residuos, y por otro, se reduce la extracción de materias primas vírgenes. Cuando se explotan menos recursos se disminuye la necesidad de transporte, y esto se traduce en una disminución de la huella de carbono.
¿Qué promueve la economía circular?
La economía circular (EC) es un modelo que surge como respuesta a la extracción masiva de recursos naturales, a la contaminación y a los estragos del cambio climático. Este nuevo sistema maximiza el rendimiento de los recursos al mismo tiempo que evita la contaminación y el despilfarro de materias primas. La EC se fundamenta en tres pilares: eliminar los desechos y la contaminación, mantener productos y materia prima en uso, y asegurar la regeneración de los sistemas naturales.
Según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) un modelo de economía circular tiene el potencial de reducir entre un 80 % y un 99 % de los desechos, y en cuanto a las emisiones, 79 % al 99 %. Por otra parte, este modelo es rentable porque permite un mayor aprovechamiento de los materiales, mejorar el desempeño de la responsabilidad social corporativa y generar oportunidades de empleo. Otros beneficios incluyen la innovación, la resiliencia ante la escasez de recursos, mejora del posicionamiento de marca y la colaboración con otras empresas para crear alianzas estratégicas en materia de sostenibilidad.
¿Cómo se aplica la economía circular?
Para aplicar estrategias de economía circular, las empresas deben seguir los siguientes pasos:
- Analizar los procesos en donde se ven involucrados los recursos o materias primas para identificar las mayores fuentes de residuos
- Establecer metas y objetivos de economía circular para reducir la generación de residuos
- Desarrollar un plan de acción con base en los objetivos establecidos
- Llevar a cabo una medición y seguimiento de los resultados del plan
- Si hay objetivos o metas que no se han cumplido, es necesario ajustar el plan
¿Qué es el diseño en la economía circular?
Es importante mencionar que el diseño se constituye como un catalizador que permite la transición de una economía lineal a una circular. El diseño circular crea productos amigables con el medio ambiente, prolonga su ciclo de vida y asegura su rendimiento mediante las 4 erres: Reducir, reutilizar, recuperar y reciclar.
5 iniciativas para aumentar la circularidad
Según la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, si se logran aprovechar los residuos de manera adecuada, se podría ahorrar más de 700 millones de toneladas en emisiones de dióxido de carbono. Este es un llamado a la acción y existen varias alternativas para incrementar la circularidad y la reducción de residuos a través del diseño, entre ellas se encuentran:
1. Diseño para la reducción de residuos:
Elimina los desechos durante la fabricación, uso y fin de la vida útil de un producto mediante la eliminación de componentes. En la industria alimenticia esto se ve reflejado en la optimización de material en el empaque. En este punto también se incluye el diseño de productos con materiales biodegradables, los cuales son compatibles con el medio natural al descomponerse y generan menos residuos. La industria de alimentos se beneficia con el desarrollo de empaques a base de materia prima ecológica.
2. Diseño para reutilizar:
El producto debe diseñarse para ser reutilizado, esto incluye la mejora de la resistencia en la estructura del producto. Esto aplica en una botella para gaseosa que se reutiliza para transportar agua. También debe garantizarse la reutilización para los materiales durante el proceso de fabricación, por ejemplo, la reutilización del agua en la industria alimentaria.
3. Diseño para reciclar:
En esta estrategia el punto clave es identificar los materiales que se pueden reciclar. Hay 3 tipos de reciclaje: El reciclaje primario convierte los materiales un elemento con una función similar, tal es el caso del papel reciclado. El reciclaje secundario transforma el producto desechado en un producto diferente, por ejemplo, usar una botella para sembrar una planta o emplear las cáscaras de huevo como fertilizante. Y en el reciclaje terciario se descomponen químicamente los componentes de un producto para fabricar algo muy distinto, como el caso de los subproductos de la fabricación de cerveza, que se pueden usar como aditivos al combinarse con enzimas para prolongar la vida útil del pan.
4. Diseño para remanufactura:
Se trata de incentivar la remanufactura de un producto después de la vida operativa, para que pueda volver a desempeñar funciones. En la industria de alimentos implica la devolución de los productos defectuosos para eliminar estas deficiencias y refabricar productos. Un caso específico es utilizar los frutos devueltos para producir mermelada o pulpas.
5. Diseño para el uso de energía:
El proceso de fabricación se realiza mediante la explotación de energías renovables y la optimización del consumo. Se puede mencionar la refrigeración de alimentos con energía solar. Y también se tiene la valorización energética de los residuos cuando se dispone de estos para obtener energía, por ejemplo, el aprovechamiento de los residuos alimenticios para producir biogás.
Para terminar esta sección, además de estas 5 iniciativas, merece la pena traer a colación algunas estrategias que aumentan la circularidad de los productos: Producto como servicio, modularidad para facilitar la separación de los componentes al final de la vida útil, desmaterialización al reducir el volumen y peso del producto, optimización del embalaje y reducción de sustancias peligrosas.
Conclusión
La circularidad es un mecanismo que puede enfrentar el problema que vive el planeta por la generación masiva de residuos. No obstante, para materializar esta intención hay que incluir el diseño como catalizador para lograr la transición a un modelo circular. Además de fabricar productos más circulares, la economía circular conduce a importantes beneficios a nivel empresarial como el aumento de la competitividad, la responsabilidad social corporativa, el cumplimiento de normas y la generación de nuevos empleos.
Escrito por: Vilma Estefanía Tapias Benítez
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